El doble filo de las ideas largas





En el mundo académico existe un culto a la longitud y la envergadura de los pensamientos. Pensamientos sofisticados, con largas premisas. Pensamientos cuyo entendimiento requiere un trabajo intelectual suelen excluir a un gran número de personas, porque las personas que son capaces --o que están dispuestos a tomarse el trabajo-- de seguir un pensamiento largo, son una minoría en el mundo.

No he conocido grupo humano con mayor capacidad de seguir pensamientos complejos y largos como al pueblo judío. Quizás seguido por los ingleses y los norteamericanos. No es coincidencia que los premios nóbel y la mayor parte de la riqueza del mundo esté concentrado en estos pueblos.

Los latinos solemos ser menos proclives a los pensamientos largos, y los meditadores ejercitan extender los espacios en blanco entre los pensamientos, como una manera de entrar en contacto con la divinidad y la paz absoluta.

Dicen los psicólogos ocupacionales y los motivadores personales que cuando se alinean los sueños de la persona con su tiempo productivo, surge la genialidad. Esta es otra forma de llegar a la excelencia, no a través de los pensamientos largos sino a través de la genialidad, de la intuición.


No todo es color de rosa

Sin embargo, si queremos ser críticos con los pensamientos largos, éstos son los que nos tienen atados a un paradigma médico farmatóxico centrado no en la salud sino en la enfermedad. 

Y no solo eso. Los pensamientos largos nos tienen anclados en agricultura a una usanza tecnológica de los años 50 que creía que los químicos serían mejores que la sabiduría de 4.000 millones de años experiencia del Planeta Tiera. 

Y esta lógica de los pensamientos largos se encuentra también en la arquitectura. Vivimos en cajas cuadradas construidas con materiales tóxicos, como si no tuviéramos la capacidad de crear espacios más humanos, menos "pensados". 

Creo q el meollo del asunto es aceptar los pensamientos largos y la inteligencia racional como una poderosa herramienta para sistematizar y ejecutar procesos con asombrosa eficiencia. Pero no es para ponerla por encima de la genialidad, del sentido común, de la intuición.

Uno de los inventos de la mente más peligrosos es que la ciencia no debe estar ligada a la ética. Ese divorcio entre conceptos del bien y el mal de la investigación científica, se ha convertido en el pretexto favorito de los científicos que se dedican a desarrollar tecnologías a espaldas del bienestar humano o del planeta en áreas centrales como que comemos, como nos mantenemos sanos, donde vivimos...

Los pensamientos largos ciertamente ayudan a hacer dinero en el mundo como está concebido ahora. Pero darles más autoridad que al propio sentido común es peligroso. Para mi es la génesis de lo desanaturalizada que es la sociedad moderna. 

Pero al mismo tiempo está surgiendo una nueva generación de activistas y emprendedores en el mundo que está haciendo un cambio visible, con nuevos espacios de convivencia armónica donde prima el respeto y las relaciones de confianza.

Estoy hablando de organizaciones sociales y ambientales, academias de yoga, espacios culturales, hoteles, tiendas con concepto, cafeterías y restaurantes que se alinean con la nueva economía, con un nuevo paradigma de vida donde se actúa con respeto, solidaridad y unas gotas de locura... y con esto toda la interacción social cambia.

Los llamados agentes de cambio son actores sociales o económicos que de una manera u otra impulsan el cambio hacia un mundo más solidario, más humano y más natural. Y que generalmente saben ubicar en su sitio a la mente racional y sus ideas largas.

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