Técnicas y prácticas que podrían sustituir, en parte, los ingresos del extractivismo de recursos no renovables. Aquí, un análisis propositivo.
Como en Ecuador hoy está de moda ser ecologista,
últimamente se escucha mucho el argumento de que en vista de que 40 años de
petróleo no han mejorado la calidad de vida de los ecuatorianos seguir
explotándolo no es una buena idea.
Este argumento está construido sobre una falacia, pues
olvida que el manejo de los fondos públicos se ha vuelto sustancialmente más
eficiente y transparente durante el gobierno de Rafael Correa.
Por primera vez en el país un gobierno se ha tomado la
molestia de renegociar contratos petroleros en condiciones favorables para la
gente. El excedente petrolero producto de las fluctuaciones en el precio ya no
van a pagar deuda externa sino a construir escuelas, hospitales y carreteras.
El petróleo, por primera vez desde 1973, está siendo
usado para microcréditos y para volver a Ecuador a un país con una mano de obra
altamente calificada a través de abundantes becas y una educación pública de
calidad.
Pero hay un problema.
Explotar, aunque sea el 0,1% de un Parque nacional
Reserva de la Biósfera –y uno de los poquísimos reductos de bosque primario en
el país– es dejar una puerta abierta para que éste o futuros gobiernos sigan
incursionando en áreas protegidas a medida que lo exijan sus demandas
económicas.
Si el petróleo fuera el único camino para erradicar la
pobreza, sería penoso pero justificable explotarlo. De hecho, estoy de acuerdo
con nuestro presidente en que si hay que elegir entre el ser humano y la
naturaleza, primero es el ser humano. Pero, como analizaremos en este artículo,
es posible de que se trate de un falso dilema.
A continuación enumeraré algunas alternativas al
extractivismo de recursos no renovables en términos de ahorros y generación de
recursos. Quizás son propuestas que nunca llegarán a generar abundancia
financiera al nivel del petróleo o la minería, pero justamente la propuesta del
Buen Vivir implica evolucionar como sociedad pero sin transitar por el mismo
sendero del consumismo y la exterminación de la naturaleza de los países hoy
desarrollados.
|
Ecuador tiene los recursos naturales y el talento humano para convertirse en un centro mundial de medicina natural. Esto sería muchísimo menos costoso para el estado y un gran generador de bienestar para la población. |
1. Medicina
El Estado podría ahorrar algunos millones de dólares
al mes en medicina si la salud pública fuera más integral y menos fiel a la
industria médica mundial. La
Constitución de Montecristi declara la atención primaria (preventiva) como
política de Estado. Pero es una práctica que todavía no se cumple.
El problema es que la salud pública de la mayoría de
los países, incluyendo Ecuador, está basada en un fiel seguimiento a la
medicina farmacológica, la que se practica en los hospitales, lo aceptable para
el Establishment médico. Este es un
gremio usualmente formado en la visión reduccionista que ve al ser humano como
una entidad mecánica que se cura con [costosas] sustancias químicas. En lugar
de empoderar al propio paciente como el principal artífice de su propia salud,
lo vuelven dependiente de químicos que usualmente causan daño mientras curan.
La medicina china (incluida la acupuntura), la
medicina ayurvédica, la homeopatía, la herbolaria y la medicina andina, entre
otras escuelas médicas [mal] llamadas complementarias, tienen en común que ven
al ser humano como una integralidad mente-cuerpo. Ellos basan las terapias de
sanación en buscar los orígenes del desequilibrio orgánico que devino en
enfermedad. Ven al organismo es un ente complejo en cuya salud influyen mucho
factores intangibles que la medicina moderna usualmente pasa por alto, en su
afán de buscar soluciones rápidas. Estados Unidos es un referente a nivel
mundial de una sociedad donde domina la medicina farmacológica. Es uno de los
países que más gasta en atención médica pero que tiene los indicadores más
bajos en salud en comparación con otros países industrializados.
En Ecuador tenemos el talento humano capaz para
desarrollar una política de salud pública centrada no en el capital sino en el
ser humano, dando opciones a la gente de qué tipo de medicina prefiere usar.
Hay un proyecto no muy sonado en el Ministerio de Salud desde gobiernos
anteriores que consiste en la creación de dispensarios multidisciplinarios.
Salud y Ambiente, un grupo de trabajo adherido a la
Fundación Cerro Verde, tiene un programa de salud alternativa basada en una
combinación de sabiduría ancestral de la costa ecuatoriana con técnicas de
vanguardia. Han venido desarrollando con éxito un proyecto en el Golfo de
Guayaquil de dispensarios comunitarios en conjunto con el Ministerio de Salud.
|
Feria agroecológica en Loja. La agroecología es una interesante alternativa integral a los postulados de la industria alimenticia. Ahorra recursos y genera bienestar para campesinos y consumidores. |
2. Alimentación
La mayor parte de la publicidad en el mundo gira
alrededor de las ventas de alimentos procesados. No es coincidencia que la Mass Media mundial practique una natural
lealtad hacia ese poderoso conglomerado industrial.
Esta lealtad ha dado lugar a un cerco mediático
alrededor del hecho que usualmente los alimentos frescos y naturales son mucho
más saludables que los alimentos procesados. O del hecho de que la eficacia de
la agricultura moderna y la revolución verde han sido ya ampliamente superadas
por técnicas más sostenibles, más sistémicas y menos agresivas.
Pero los medios han convertido en dogma de fe que la
única agricultura eficiente es la agricultura moderna. Sin embargo, hay evidencia
científica que demuestra lo contrario. El Rodale Institute de Pennsilvania se
ha dedicado a realizar estudios que miden la eficiencia de diferentes técnicas
de cultivo que apuntan a que las áreas de cultivo sean ecosistemas
autosustentables y con defensas propias contra males y plagas. Estos cultivos
agroecológicos son en muchos casos igual de eficientes que los
agroindustriales.
Es hora de empezar a tomar en cuenta factores tradicionalmente
considerados exógenos en la ecuación agrícola, como los costos de atención
médica del agricultor y del consumidor, el surgimiento de desiertos verdes y la
pérdida de suelo cultivable por desgaste causada por los agrotóxicos.
Considerando esos factores, la agricultura moderna se desvela como un conjunto
de técnicas de dudosa eficacia.
Es hora de replantear el contenido de la canasta
básica familiar eligiendo técnicamente alimentos sanos y con óptimo contenido
nutricional, antes que tomando en cuenta lo que beneficia a la industria. Hay
ingredientes altamente nutritivos que se dan en nuestras tierras como la
quinua, el fréjol tumbes o el amaranto. La spirulina ha sido usada con mucho
éxito en Cuba como una fuente alimenticia de bajo costo y altamente nutritiva.
Usando estos ingredientes sumados a los convencionales pero cultivados sin
químicos se podría crear una nueva canasta básica familiar más económica y
mucho más nutritiva que la actual.
|
Hacienda agroecológica exportadora de banano en Vinces. La agroecología propone recrear los ecosistemas naturales en los cultivos, para aprovechar así los agentes naturales que mantienen el equilibrio biológico en la naturaleza. De esta manera se evita el uso de plaguicidas y fertilizantes tóxicos. |
La soberanía alimentaria, un principio constitucional
que todavía no se aplica, habla del derecho de los campesinos a elegir alinearse
o no con los métodos de la agroindustria. Sin embargo, en Ecuador si un
campesino decide no usar los métodos convencionales no tiene facilidad de
acceso a los créditos de la banca pública. Por otro lado, los subsidios y las
exenciones van siempre dirigidos a beneficiar a la agroindustria.
En la Asamblea ecuatoriana se debate en estos momentos
una propuesta de ley llamada de Semillas y Agrobiodiversidad que propone
revertir la situación actual y distanciar la política de estado de los dictámenes
de una gran industria. Habla también de sistemas de distribución solidarios y
que facilitan el contacto directo del agricultor con el consumidor. En Ecuador
(y a nivel mundial) proliferan cada vez más ferias campesinas que permiten
trasladar al agricultor la onerosa utilidad de los intermediarios. Pero el
marco legal actual no facilita esta nueva modalidad de comercialización.
Hay numerosas fincas y centros agrícolas que usan
métodos agroecológicos que ostentan niveles ejemplares de bienestar. Estas
unidades productivas se agrupan a través de organizaciones como la Red Unorac
en Cotacachi, la Pacat en Tungurahua, Fecaol en Guayas, la Red Agroecológica
del Austro en Azuay, entre otras redes regionales en el resto el país.
Como no podría ser de otra manera, esta ley enfrenta
una cruenta oposición de la industria alimenticia, que vería afectados sus
intereses económicos con una ley de esta naturaleza. Hace falta un gobierno
revolucionario para cuestionar el sentido común corporativo, que insiste contra
todo análisis en que la agricultura moderna es más eficiente que la
agroecología.
|
El turismo comunitario tiene el potencial de ser un importante generador de recursos para comunidades rurales, así como un fuerte gancho para atraer turistas. El problema es que el turismo comunitario en Ecuador no se ha sabido vender. Esta situación se podría resolver si el gobierno afianzara su rol de enlazador entre la capacidad de marketing de la empresa privada y la originalidad y atractivo que es un turismo comunitario bien manejado. En la foto, Agua Blanca, Manabí, una comuna que ha vivido un gran desarrollo gracias al turismo comunitario. |
3. Turismo
El presidente está muy en lo cierto al advertir que el
potencial turístico del Yasuní es muy limitado, por ser un frágil ecosistema.
Al igual que Galápagos, las reservas naturales están llamadas a recibir
turismo, pero en pequeñas cantidades, así que no es correcto decir que el
turismo es un sustituto para el petróleo en el Yasuní.
El Plan Nacional de Turismo ha definido el tipo de
visitante que quiere el país: gente educada, respetuosa de las diferencias
culturales y amante de la naturaleza. Es un segmento apetecido por todos los
países, por su alto nivel de consumo. Son muchos países atrás de los mismos
viajeros.
Haber definido como política de Estado el turismo
consciente fue una excelente estrategia para atraer este tipo de visitantes, pero
si Ecuador renuncia voluntariamente a explotar petróleo en sus parques
nacionales, eso sería mejor publicidad que cualquier campaña.
Imaginen una verdadera sociedad del Buen Vivir, donde
a más de todos los logros sociales que este gobierno ha conseguido, los
alimentos son sanos y puros, la medicina proviene de una ciencia con
consciencia y los parques nacionales se respetan. Ciertamente ese sería un país
único en el mundo y muchísima gente de ese target querría visitarnos.
La política pública de apoyar abiertamente con
microcréditos al emprendimiento turístico del gobierno es muy acertada. Es la
mejor manera de asegurar que el crecimiento turístico del país sea con pequeños
emprendimientos antes que con grandes resorts. La gente es más feliz cuando
maneja su propio emprendimiento que cuando es empleada. Y los viajeros del tipo que queremos atraer
valoran mucho más la diversidad que ofrecen los emprendimientos pequeños antes
que la uniformidad y estandarización de los grandes hoteles.
El turismo comunitario, un área donde ostentamos un
liderazgo a nivel mundial, es una de las fortalezas del Ecuador como destino
turístico. Es además un excelente generador de bienestar y avance social,
además de un valioso agente de protección al medio ambiente. El problema con el
turismo comunitario es que no se sabe vender. El estado podría adoptar un rol
de eje entre la capacidad de mercadear productos que tiene la empresa privada y
la riqueza de producto que ofrece el turismo comunitario.
|
Gunter Pauli es el creador de la Economía Azul, un conjunto de tecnologías sistémicas de mínimo impacto ambiental y de bajo costo de implementación. Luego de muchos años de golpear sin éxito las puertas de corporaciones, su estrategia ahora es dirigirse a los gobiernos. Hace falta un gobierno revolucionario para aceptar tecnologías que a menudo desafían el sentido común de los expertos. |
4.
Tecnologías revolucionarias
El compás del ritmo del avance científico en el mundo
lo marcan hoy en día las grandes corporaciones. Pero el sector privado no es la
panacea de innovación que la cosmovisión neoliberal quiere retratar. Las
corporaciones suelen ser entes muy conservadores en cuanto a lo que ya funcionó
y lo que genera dinero rápido con una
mínima dosis de riesgo para los CEOs de turno. Esto sin mencionar la natural
resistencia que tienen las corporaciones contra tecnologías diferentes que
amenacen su modelo de negocio actual.
Existe un amplio espectro de tecnologías muy
interesantes que están listas para ser desarrolladas. Pero que al no son
negocio para nadie no resultan muy interesantes para el mundo corporativo, lo
que las vuelve una propuesta ideal para un gobierno revolucionario. Hay un
grupo propositivo llamado Blue Economy,
que se ha tomado el trabajo de reunir tecnologías que cumplen tres
características: (a) ser de bajo costo de implementación; (b) ser sistémicas;
(c) basarse en principios físicos más que químicos.
Al basarse más en métodos físicos que químicos son más
sostenibles y menos tóxicas para el consumidor pero rompen demasiados
paradigmas para ser aceptadas por el Establishment
científico. Al ser sistémicas generan riqueza donde la tecnología actual
solo ve basura.
Y al ser de bajo costo de implementación no son
atractivas para los potenciales inversores que podrían desarrollarlas, pero son
muy eficientes para resolver problemas sociales y ambientales. Además, generan
abundantes oportunidades de negocios para microemprendedores.
Entre estas tecnologías está el desarrollo de
combustible con algas (mucho más rendidor y ambientalmente amigable que usar
caña); el cultivo de hongos nutritivos en desperdicio de café; elaboración de
papel con desperdicio de caña; fabricación de teléfonos móviles y relojes que
funcionan únicamente con la energía del cuerpo humano; elaboración de bloques
de construcción con vidrio reciclado; plantas purificadoras de agua con
gusanos; extracción de minerales a partir de chatarra tecnológica; un
antibiótico de bajo costo con ultrasonido y un desinfectante natural y gratuito
elaborado con larvas de mosca, entre muchas otras.
El cerebro detrás de Blue Economy es un visionario
belga llamado Gunter Pauli, que es consultor del gobierno de Bután. Este un
país que ha solucionado muchos problemas socioeconómicos usando innovaciones no
muy sonadas en los medios comerciales. El gobierno de Bután ha logrado el milagro de
desarrollar su país sin necesidad de echar mano de los recursos naturales (más
de la mitad del territorio de Bután son zonas protegidas).
En conclusión...
Estas son sólo algunas ideas que buscan abrir un
debate sobre alternativas al extractivismo. No soy economista y tampoco me he
tomado el trabajo de cuantificar el rendimiento de los planteamientos que acabo
de hacer y compararlos con los réditos que podría dejar el extractivismo.
Es posible que si se apliquen algunas de las recetas
que presento en este artículo, el ingreso per cápita de los ecuatorianos no
llegue al nivel que generaría una explotación socialista de recursos naturales.
Pero lo que sí creo que debería ir a debate es en qué
medida los ecuatorianos queremos que Ecuador se vuelva un país rico, aun si
esto significa poner en riesgo las pocas áreas naturales que nos quedan. Es
posible que baste con los recursos generados por la eficiencia y transparencia
que ahora existe en recolección fiscal, aduanas, compras públicas y en general
en el manejo de los fondos públicos.
Estamos en un nuevo país, con un sistema judicial más
justo para el ciudadano de a pie. Hemos presenciado una reingeniería de
procesos en el sector público que está
dando a luz a una generación de servidores públicos con mística de servicio. Se
está reestructurando la educación pública, las redes viales del país. ¿No será
que con esto basta?
A menudo la respuesta de nuestro presidente es que
“los pobres merecen lo mejor”; y tiene razón. Pero me parece más digno, más
constructivo y más respetuoso al medio ambiente no dar a los pobres
alcantarillado y agua potable con fondos del Yasuní, sino más bien crear
entornos productivos usando nuevos paradigmas que les permitan a estas personas
desarrollarse ellas mismas y generar recursos para financiar su agua potable y
alcantarillado.
Es verdad que una transformación así no tomará 6 sino
16 años. Pero será un cambio más orgánico y armónico. Está bien que tengamos prisa para solucionar
los problemas del país. Pero en este caso está en juego la vida de una de las
pocas reservas de la biósfera en el mundo. Y hasta ahora no se conoce de un
ejemplo de explotación petrolera que no traiga secuelas; el petróleo no
perdona.
Conozco algunas personas que apoyaban la gestión de
Correa se han decepcionado con su postura ante el Yasuní. Yo no me he
decepcionado, porque a una persona se la juzga por el conjunto de sus acciones,
y no sólo por una. Pero sí creo que nuestro presidente debería pensar dos veces
en qué medida es adecuado que sigamos con la destrucción y el extractivismo de
toda la vida.
Quienes vivimos en las ciudades a menudo nos
desconectamos de nuestra esencia, que está muy ligada en un plano muy profundo
con la naturaleza. No desoigamos tanto a quienes no han perdido esa conexión y
mantienen el nexo ancestral con esa madre que ha albergado a nuestra especie
desde tiempos inmemoriables. Ecuador tiene la oportunidad histórica de dejar un
valioso legado planetario de un modelo de desarrollo sin riquezas y sin
abundancia pero con mucha dignidad y respeto por la vida en todas sus formas.
PUBLICADO EN GKILL CITY EL 9 DE SEPTIEMBRE DE 2013